Por su parte, el ministro griego de Inmigración y Protección Civil ha declarado esta semana que “su objetivo es mejorar y modernizar la policía guardacostas griega y construir en las fronteras terrestres un muro para desalentar a los inmigrantes ilegales”. Todo ello porque consideran que el país ha superado ya su capacidad de absorber inmigrantes ilegales y en el proyecto ha incluido la cooperación del organismo europeo Frontex para vigilar las fronteras, aunque ya en noviembre prestaron su ayuda con más de 200 expertos.. Así, pretenden alcanzar la situación en que “solo los inmigrantes que cuenten con el derecho internacional reconocido para su protección o con derecho a asilo podrán permanecer en el país. Nadie más.”
Desde el Ejecutivo comunitario, el Portavoz de Interior, se ha reiterado en que este tipo de soluciones (refiriéndose al caso de la frontera entre Estados Unidos y México) solo sirven a corto plazo, nunca se pueden constituir como una gestión de flujos migratorios estructural: “Y esto es lo que es lo que hace falta ahora mismo en Grecia y, además, se impone garantizar reformas y medias estructurales que puedan ayudar a los países a gestionar mejor las fronteras, los flujos migratorios y, sobre todo, para crear un sistema de asilo eficaz y que pueda garantizar la protección internacional para aquellos que tienen necesidad, precisó.
Del mismo modo, dieron su negativa al proyecto otras fuerzas políticas del país. En Atenas, el portavoz del partido conservador Nueva Democracia, Panos Panagiotópulos, ha comentado que con medidas “a medias” no se resuelven los problemas y la construcción de un muro en las inmediaciones del río Evros no da una solución. A su vez, el Partido Comunista griego ha expuesto que “este proyecto sólo transforma en más inhumano y sin salida el problema de los indocumentados. Esto no frenará la inmigración masiva, como tampoco lo hizo en su momento el muro entre Estados Unidos y México”.
Según datos de la Unión Europea, el 90% de los indocumentados que llegan clandestinamente a Europa desde Oriente Medio y África lo hacen por las fronteras de Grecia. Y, en este contexto, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR) y Amnistía Internacional (AI) han reiterado en los pasados meses que Grecia debe respetar los derechos humanos de los inmigrantes.
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